martes, abril 01, 2008

Jaipur, más rosa que nunca (segunda parte)

Recargadas las pilas y con mucha experiencia en la creación de artesanías de plata, cerramos nuestra estadía en Pushkar, desandando el camino en colectivo hasta Ajmer y de ahí tren a Jaipur nuevamente.
El dueño del hotel de Pushkar tenía otro hotel en Jaipur, así que decidimos parar ahí (evitando el típico hostel o Guesthouse Hindú que no incluye sábanas, papel higienico, toalla, agua caliente, ni nada adicional a la cama con un cubrecama y las almohadas).
Ademas, decidimos cambiar el estilo de turismo, dejando de la lado lo que mas nos gusta que es caminar por la cuidad, recorrer tranquilos, etc, simplemente porque resulto imposible conseguir esa tranquilidad. Creo que en los dias que llevamos en India nunca logramos caminar "solos", salvo dentro de los templos y fuertes. Siempre teniamos al lado a 2 o 3 personas ofreciendonos de todo y siguiendonos por varias cuadras, ya sea caminando o con la bici o moto rickshaw. Asique cansados de eso, recurrimos a movernos en moto rickshaw, contratada directamente por el hotel.
Volviendo a la llegada a Jaipur, en la estación estaba esperándonos el rickshaw driver del hotel, que mientras nos llevaba hacia él, nos convenció para hacer al día siguiente una especie de tour por un par de puntos que nos habían quedado pendientes.

Esa misma noche luego de acomodarnos decidimos salir a tener una cena típica de Rajastan (la provincia donde está Jaipur, Pushkar y el desierto de Thar) en una feria al estilo Disney World (del quinto mundo). En el hotel nos consiguieron un Rickshaw driver que resultó un fenómeno, porque nos llevó los más de 20 Km. sin ofrecernos nada raro y sin desviarse del camino (aunque no lo crean, esto es algo que no abunda en India, un chofer que sólo esté interesado en hacer su trabajo!).
El viaje en si fue durísimo: las Rickshaw están buenas para viajes cortos, pero después de 20 minutos el asiento pequeño y bajito se empieza a sentir. Una hora mas tarde llegamos a Chowki Dhani con un poco de hambre, asique comenzamos la noche por la cena.


Empezamos por el ritual de sacarnos los zapatos y lavarnos las manos. De ahí pasamos al salón, al aire libre, donde las mesitas individuales extra bajas estaban arregladas formando grandes cuadrados, con almohadones delante para poder sentarse. La cena es típica de la región y picante como la miercoles. Se sirve en un platas o casuelitas hechas de hojas de algun arbol. En la mesa teniamos un plato grande con 4 variedades de pastas picantes, un pote con sopa, un chapati (una especie de pan arabe) y un poco de manteca. Afuera del plato teníamos otros 3 o 4 potes con diferentes mezclas todas a base de verduras y picantes. También teníamos un vaso con agua y otro con un líquido lechoso de gusto muy raro. A medida que empezás a comer los mozos (estaba lleno y hablaban todo en Hindi, así que no entendíamos nada, por eso lo pobre de la descripción de la comida) iban pasando y sirviendo distintas variedades de cosas picantes, arroz, varios tipos de pan, dulces, etc, todo junto y uno atrás de otro. Lo pasamos tratando de probar todo y de intercalar menos picante con más picante. Fue una experiencia interesante, de alto riesgo diría. Varias veces le erramos a la combinación y después de probar 2 o 3 picantes seguidos y agotar todo el agua no quedó otra que tomar el líquido lechoso, que resulto bueno para calmar el ardor del picante, y poder seguir comiendo.
Despues de comer, pasamos a buscar nuestros zapatos, lavarnos las manos y nos fuimos para el interior de la feria. La feria esta completamente al aire libre y con piso de tierra, tiene unos stands distribuidos aleatoriamente, donde diferentes artistas exponen su gracia cada 10 minutos más o menos. Antes de empezar una función, llaman a la gente tocando una especie de tambores.
De lo más interesante que vimos fue un tipo con marionetas, que después de 10 minutos de hacer cosas sin sentido, salió de atrás del escenario y hizo unos malabares con diferentes artefactos que se ponía en la boca. Dificil de explicar, así que esperamos se lo imaginen con las fotos.
También vimos un mago que fue bastante bueno, aunque no entendíamos mucho el verso porque era todo en Hindi. Uno de los más llamativos fueron las chicas que bailaban al ritmo de los tambores, luego una de las chicas se pone una especie de torre enorme en la cabeza y mantiene el ritmo sin que se le caiga. Lo mejor fue que después de un tiempo no sólo bailaba, sino que se paraba arriba de vidrios rotos, cuchillas, se sentaba, etc. Muy impresionante!

Para completar hay una terraza desde la que se puede disfrutar el cielo estrellado, un stand para subirse a un elefante y viajar sobre el por 2 minutos, otro para viajar en camello y hasta un carro tirado por burros! También había una cueva con un dinosaurio patético en medio de una selva. Como se imaginarán a esta altura, la feria es bastante decadente, pero entre la comida y el tatuaje de Henna que se hizo Mari, creo que valió la pena.


Al día siguiente arrancamos temprano con el tipo de la primer Rickshaw, rumbo al Amber fort. En el camino pasamos por partes de la ciudad en la que la gente tenía sus chanchos, cabras y vacas todas sueltas caminando por las calles, así que parecía una especie de granja al aire libre.


Llegamos al fuerte, que está en lo alto de una montañita, a 10 minutos de caminata (también se puede llegar a él en elefante, pero nosotros fuimos caminando y disfrutando de la vista diferente de la especie de ruta de elefantes muy colorida).
Arrancamos la subida después de ver a un "encantador de serpientes" (en realidad un fiasco, porque cuando la serpiente no reacciona le pegan con su flauta para que se mueva!) El camino peatonal cruza un par de veces el camino de los elefantes, así que ahí aceleramos y con mucha atención cruzamos sin ser aplastados.


El fuerte es muy lindo, sobre todo porque al estar en altura tiene muy buenas vistas de las montañas aledañas (desde ahí pudimos ver la muralla que cubre gran parte de las montañas de la zona) y de la ciudad. Este se usaba como palacio del gobernador (raj) y un poco más arriba habia otro fuerte que era usado como fuerte militar. No llegamos a ese porque por lo que leimos no valía la pena.


Después de un par de horas recorriendo el fuerte nos volvimos a encontrar con nuestro insistente chofer que seguia diciendo que nos iba a llevar a una feria "diferente". De caminino pasamos por el Palacio de Agua (un palacio que está construido en el medio de un lago, cerca del Amber Fort) y finalemnte llegamos a la "feria" que resulto ser una fábrica artesanal de alfombras hechas con pelo de camello.
A pesar del engaño, la experiencia fue buena, vimos como se hace una alfombra (el proceso desde el diseño, el armado, la limpieza con quimicos, etc.), y también apreciamos en todo su esplendor la explotación de las clases bajas muy notoria en India (tipos bordando en un taller diminuto sin ninguna comodidad, otros limpiando las alfombras con quimicos sin ninguna protección, etc.).


A la tarde llamamos a nuestro otro chofer y fuimos al Monkey temple, un templo Hindú en el medio de las montañas, con unas fuentes enormes, algunos religiosos y completamente lleno de monos.


Cerramos el día yendo a dormir tempranito, porque a la mañana siguiente salíamos en tren a Agra.

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