El vuelo salió con demoras, pero aún así fue mucho más rápido que en tren. Llegamos a las 10 de la noche al aeropuerto de Venecia (en la parte continental) y en menos de una hora, entre espera y viaje en micro, estábamos en plaza Roma, en las islas (Venecia está compuesto por 118 islas en una laguna).
Ahí pedimos algunas indicaciones (está bárbaro lo fácil que es comunicarse en Español-Italiano) y, después de caminar un ratito, cruzar el gran canal y un par de puentes más llegamos a la zona de nuestro hotel.
Nos mareamos un poco para encontrar el hotel, porque por lo que nos explicaron luego de preguntar, la zona tiene un nombre (por ejemplo, el nombre del canal que pasa por ahí), y la numeración varía para las distintas direcciones y callecitas, por lo que tenés que ir probando en cada dirección hasta pegarle a la altura que necesitás. Luego de esta aclaracion y de caminar unas cuadras encontramos el hotel, dejamos todo y nos fuimos a caminar por la noche Veneciana.
Fuimos al puente Rialto, uno de los 3 puentes que cruzan el Gran Canal, y caminamos un poco por una especie de avenida (el transporte en Venecia es únicamente peatonal o por agua), cruzándonos con bastantes turistas teniendo en cuenta que era la madrugada.
El Vaporeto va siempre por el Gran Canal, parando cada 300 metros más o menos.
Después de sacar unas fotos en la plaza, entramos en la basílica (a diferencia de España y Francia, los pisos son muy trabajados y la fachada es toda colorida).
Luego entramos al palacio Ducal, donde durante cientos años vivieron los Duques (una especie de gobernador-Emperador) del imperio Veneciano, desde el 1200 hasta la caida del imperio.
La sala más grande del palacio se utilizaba para discutir los temas más importantes con todos los hombres que vivían en Venecia y con antepasados Venecianos. En total entraban 2500 personas! Todo esto en un salón sin columnas... El palacio además servía para todo el aparato judicial y hasta tenía la carcel adosada.
Para llegar a la carcel cruzamos el "Puente de los Suspiros", llamado así porque desde las ventanas del puente se pueden ver los canales y se suspiraban al ver la libertad por última vez.
A la tardecita fuimos a la iglesia de San Polo y a Santa María Gloriosa del Frari, a apreciar un poco de arte veneciano (obras de Titán y por primera vez una escultura hecha por Donatello). A la primera en realidad entramos por error, pensando que era la segunda.
El resto de la tarde lo dedicamos a pasear y perdernos por las callecitas de Venecia. Es sorprendente como te tenés que dejar llevar y guiarte sólo por los carteles amarillos que aparecen en algunas esquinas indicando para donde quedan los puntos de referencia (la estación de tren en una punta, puente Rialto en el medio y plaza San Marco en la otra punta).
El resto de las fotos y videos estan aca
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080218 - Venecia |
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