domingo, marzo 23, 2008

El Vaticano y más Roma

El tercer día de nuestra aventura romana arrancamos temprano (aunque no lo suficiente) para el lado del Vaticano. Para cuando llegamos ahí, a eso de las 9 de la mañana, la cola para entrar al museo del Vaticano era de unas cuantas cuadras. Suponemos que la exagerada cantidad de gente se debía a que era el último domingo del mes, día en el cual la entrada al museo del Vaticano es gratis.

Estuvimos más de 2 horas hasta poder entrar, y encima cuando entramos había una cantidad de gente impresionante, hasta el punto que en algunas partes del museo se armaban unos embotellamientos al me
jor estilo transito de la General Paz. Le dimos una pasada rápida al museo, rumbo a los platos fuertes: los cuartos de Rafael y la Capilla Sistina. Nos encantó la forma en la que está presentado el museo, ya que uno va notando cierta evolución en la parte de pinturas, hasta llegar a los cuartos de Rafael, donde el realismo es notable. La Capilla estaba atestada de gente, con un ruido terrible, pero igualmente estuvimos bastante rato mirando.

Después de ver esa parte salimos del museo rumbo a la basílica de San Pedro y la plaza.
Nuevamente tuvimos que hacer una desorganizada cola para poder entrar a la basílica. Pero realmente valió la pena. No importó nuestro "desgaste" por ver tantas iglesias, la basílica es totalmente distinta. Por lejos, la mejor iglesia que hemos visitado, con detalles por todos lados, desde las puertas enormes hasta el altar en medio de la nave, incluyendo la Piedad de Miguel Angel cerca de la entrada.


Estando en la basílica entró en un momento un grupo de curas y fieles, cantando, a modo de desfile. Fue gracioso recordar con Mari que un año atrás estábamos viendo también un desfile en Australia, pero muy diferente: el Mardi Grass. Para terminar nuestra visita a la basílica subimos a la cúpula, diseñada por Miguel Angel.

A la tardecita, para cuando terminamos, decidimos quedarnos un rato en la plaza para ver la basílica de noche. Para hacer tiempo fuimos hasta el Castillo Sant Angelo, aunque no entramos. Volvimos a la plaza, sacamos unas fotos (muy cómico que la policia no nos dejó poner el trípode en la plaza, pero sí lo podías hacer 1 metro afuera, donde estaba lleno de gente con tripodes!), y nos fuimos caminando para la Fontana de Trevi, para verla de noche.


El cuarto día en Roma fuimos a la iglesia de San Clemente, la plaza e iglesia Santa Maria Magiolo, e intentamos (sin éxito porque estaban cerrados) ver el museo Romano y las termas de Caralla, todo esto moviéndonos a pie por las calles romanas. A la noche cerramos cenando pizza y pasta en nuestra Trattoria de cabecera (incluyendo quesos y tiramisu de postre) El último día en Roma tuvimos que cambiar de hotel, porque el que estabamos estaba reservado. El cambio fue malo, pero por suerte fue sólo una noche. Durante el día fuimos al museo Romano (está dividido en 4 edificios), a la parte que está en el Palacio Massimo (pudimos aprender un poco sobre la evolución del arte Romano, basado fuertemente en el arte Griego, y que debe su evolución al poderío económico que alcanzó Roma gracias a sus conquistas bélicas), y el Palacio Altense.
Para cerrar la visita volvimos a pasar por la plaza del Popolo y la plaza España.

Al día siguiente, bien temprano, salimos para el aeropuerto rumbo a Londres.

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