sábado, abril 19, 2008

Lijiang en lo de Máma Naxi

La llegada a China no podía ser de mejor manera: además de conocer a la pareja con sus hijas que comentamos antes, Máma y Baba, a cargo del hostel junto con la troup de familiares, resultaron espectacular.
Como toda familia Naxi tradicional, la mujer es la que lleva los pantalones, así que Mama dictaba ordenes a los 4 vientos, y los empleados y Baba (el marido) acataban, siempre con una sonrisa y la mejor buena onda.
La tradición Naxi es llamativa: la mujer es la que controla la casa, el trabajo, etc. Los hijos son responsabilidad exclusiva de ella: si la pareja decide separarse, la mujer tiene que hacerse cargo sola de los hijos. Cuando los hijos se ponen en pareja vuelven a dormir siempre al techo materno.
Este rol central de la mujer se puede ver en todos lados, empezando por la relación con Baba en el hostel. Ni bien llegamos, teníamos que ir a otro edificio donde quedaba nuestra habitación, y Mama lo mandó a Baba a que nos acompañe y el acató la orden sin chistar. Al día siguiente fue él, también por orden de Mama, quien nos compró las entradas para la orquesta Naxi y más tarde nos llevó hasta ahí...

Volvamos a los días en Lijiang: llegamos al hostel cerca de las 11 de la noche y después de una cena casera preparada por Mama, nos fuimos a dormir a otro edificio (el hostel tiene tanto exito que alquilaron 2 edificios más, muy cercanos).
Nuestra primera mañana en Lijiang la dedicamos recorriendo la parte vieja de la ciudad, casas bajas con techos antiguos, callecitas de piedra y acequias por todos lados. Realmente hermosa! Lijiang está mayormente poblada por gente de etnia Naxi, una de las tantas etnias pequeñas de China (más del 90% de los chinos son de etnia Han).
En el camino nos cruzamos con muchas mujeres con la ropa típica Naxi: delantar y sombrero azul cruzado detrás del cuello y canasto colgado en la espalda a modo de mochila.
La parte vieja de la ciudad es muy pintoresca pero también super turística, con cientos de negocitos que hoy en día venden souvenirs y cosas para el turista, pero aún mantiene mucha belleza.


Cerca del medio día subimos la "Lion Hill", con un parque muy tranquilo que nos permitió escapar un poco a la orda de turistas chinos que había en la parte vieja. Después de descansar y apreciar la vista, subimos a la torre (hecha en madera), de más de 30 metros de altura, en lo alto de la colina. Desde ahí pudimos ver toda la ciudad vieja, la montaña más alta de la zona (más de 5000 metros) y la parte nueva de la ciudad.


Para cuando terminamos ya era la tardecita, así que fuimos para el hostel a prepararnos para la noche. Mari aprovechó y jugó un rato con las niñas de la pareja del avión.


Después de eso fuimos a cenar antes de ver la Naxi Orchestra, para la que habíamos sacado entradas por medio de Baba más temprano.
La cena en el hostel resultó una grata sorpresa: una especie de cena comunal, donde Mama te sentaba en una de las mesas ya ocupada con otros huespedes y empezaban a desfilar una variedad interminable de platos.
Cada uno tiene un pote donde te podés ir sirviendo (usando tus palitos) lo que gustes, siempre con te de bajativo.
El sistema está muy bueno para conocer otra gente, y así fue que, además de charlar un poco más con la parejita del avión, conocimos a un Argentino, varios Israelíes, Alemanes y demás.
Después de la cena Baba nos guió (después de echar a los perros pequineses del hostel, que insistían con seguirlo) hacia el teatro donde vimos una presentación de la orquesta típica Naxi, con todos los integrantes principales arriba de 60 y muchos arriba de 80 añitos (incluyendo un fenómeno que entre pieza y pieza se pegaba unas siestas eternas...). Estuvo bueno, aunque un poco pesado cuando el "maestro" (que había tenido un derrame y estaba medio en la lona, pero parece que es super groso) se puso a hablar 2 minutos en ingles y 20 en Chino...


Al día siguiente arrancamos tempranito rumbo a la ¨Tiger Leaping Gorge¨, uno de los cañones más profundos del mundo (llega a tener 3900 metros en una de sus partes). Por falta de tiempo tuvimos que resignar el clásico trekking de 2 días y hacer una excursión en el día. El viaje de ida y vuelta fue terrible, con una ruta por momentos totalmente destruida, y más de 3 horas de viaje que no permitieron disfrutar 100% del paisaje espectacular.
Las vistas del cañon fueron interesantes, pero siempre que pudimos escapar de la orda de turistas Chinos. Suponemos que el trekking debe estar mucho mejor... Esta experiencia fue rara, un poco antinatural el hecho de poder llegar hasta ese punto en auto, y poder caminar al borde del agua y dentro de tuneles hechos en la roca, pero sirvió para llevarnos una idea de como es la cosa.


Esa noche repetimos cena en el hostel, haciendo muchas sociales y recibiendo invitaciones de la parejita de Chengdu para ir a conocer su hostel (buena excusa para volver a China!). También cerramos con Mama la compra de pasajes de avión (otra de las cosas notables del hostel es que te organizaban todo y no se quedaban con nada de plata como comisión!) hacia Shanghai.
Más tarde fuimos a ver la parte vieja de noche e hicimos algunas compras.

La mañana siguiente fue más que nada de organización. Comimos un buen sandwich y salimos para le aeropuerto con la fruta y los amuletos de buena suerte que nos regaló Mama.


Así empezamos, muy contentos, nuestros días en China.

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