domingo, marzo 23, 2008

Jaipur, la ciudad Rosa - Primera parte

El viaje en tren desde Delhi hacia Jaipur transcurrió sin problemas, intercambiando charlas con algunos Hindues que desfilaban entre estaciones, unos turistas españoles y una sueca. Las 5 horas se pasaron volando y a la noche ya estábamos en Jaipur.
Los trenes en general son bastante pasables, aunque no llegan al nivel de Egipto.
Además, como en todas partes, está atestado de gente, se te sientan al lado (no importaba que ya estabamos sentados las 3 personas con asientos numerados, siempre se sentaban uno o dos más, sin asiento...) y muchos deambulan por los vagones sin rumbo, al parecer.

El hostel que teníamos reservado quedaba cerca de la estación, por lo que decidimos buscarlo caminando. Estuvimos más de media hora buscando sin éxito, empezamos a preguntar (siempre tratamos de no preguntar de una, porque hay mucha gente poco confiable que trata de sacar ventaja-plata del turista). Las indicaciones fueron bastante vagas, pero finalmente pudimos encontrar el hostel, desembarcamos y pedimos una comida Hindú (Thali). Optamos por cenar en la habitación, porque la supuesta terraza del hostel dejaba muchísimo que desear. Nuestro primer encuentro con comida 100% Hindú fue bueno y no tuvo consecuencias para nuestra salud, por suerte.


Al día siguiente salimos a caminar para el lado de la parte vieja de Jaipur. Jaipur es conocida como la ciudad rosa, ya que con motivo de la visita del principe británico Albert, a mediados del siglo 19, la ciudad fue pintada toda de rosa y para mantener la tradición, aún hoy muchísimas partes están pintadas de este color. La parte vieja está totalmente rodeada por una pared de protección muy antigua, con varias entradas y es en la que más se puede apreciar el abundante color rosa de la ciudad. Este sector es un gran mercado con algunas avenidas, muchas callecitas e infinidad de negocios de todo tipo. También aca empezamos a notar el otro gran amigo del Hindú que comprate las calles con las vacas y la gente: los monos.


Paseamos un rato por el la zona (el calor se empezó a sentir, más de 32 grados), pasamos por el Palacio de los vientos (no entramos porque justo en la entrada un turista nos dijo que no valía la pena) y nos fuimos para el Palacio de la ciudad, un complejo que incluye museos y un observatorio. Lo primero que hicimos en el area fue ir al observatorio (Jantar Mantar), del siglo 18. Con la ayuda de un guía comprendimos como se calculaba la hora con una precisión de 2 segundos, se interpretaban los augurios por el nacimiento de un niño de acuerdo al momento exacto del nacimiento (año, mes, día y hora), etc.



Después del observatorio nos cruzamos al Palacio, con un hall principal interesante, con ciudadores Hindues vestidos con ropas típicas, que intentaban sacar unas rupias posando para las fotos. Uno se me acercó a charlar y cuando le dije que era Argentino intentó cambiarme un billete de 2 pesos!!!

Entramos al museo que tiene pinturas de la época Mughal y de diferentes Rajas, una colección de sillas usadas para transportar a los Rajas, ropa de época (siglo 18 y 19) y otras cosas. Después del museo cruzamos al sector del palacio donde habita el actual Maraja (hasta donde sabemos, una especie de gobernador, pero no está claro cual es la función actual). No entramos a las habitaciones del palacio porque un tour por esa parte cuesta carísimo (más de 100 USD).

Para cerrar la visita, almorzamos comida Hindú en el restaurant del palacio, donde un pibe bailó música Hindú tocada por el padre con un instrumento muy extraño, durante toooooda la comida (espectaculo bastante decadente...). A la tardecita fuimos a caminar por el mercado, y vimos todo tipo de cosas que no dejan de sorprender, como el vendedor de hielo que se ve en la foto.


El segundo día en Jaipur lo utilizamos mayormente para reservar pasajes de tren a los lugares que iríamos en el futuro. Perdimos un montón de tiempo con esto, entre ir a la estación, hacer colas interminables y muy desorganizadas (las colas en India crecen de largo y de ancho por igual), evaluar opciones de ir en colectivo y demás.
Finalmente, sacamos pasajes para Ajmer al día siguiente, para ir hasta Pushkar. También sacamos la vuelta hacia Jaipur y el pasaje desde Jaipur hasta Agra.
En la mañana del tercer día salimos en tren hacia Ajmer, con objetivo final Pushkar.

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